El poder a cambio de la muerte
La
oscuridad había consumido el mundo, el miedo, el terror y la maldad habían
estado causando estragos en nombre de los 4 vientos. La plaza, la que antes había sido un lugar
lleno de color se convirtió en el lugar predilecto de las pesadillas, criaturas
con forma de niños, con deformaciones por todo su cuerpo y emitiendo olor a
putrefacción. Las personas del pueblo ya se habían acostumbrado a pertenecer a
tan gris lugar. La ropa negra de un hombre destacaba en la escala de verdes y
grises de la plaza. Alto como ninguno, este hombre se encontraba acompañado de
una pequeña niña de ojos oscuros que jugueteaba con sus anteojos en un intento
de romper la monotonía de observar y callar.
La
presencia de tan inusual pareja en aquel lugar no pronosticaba nada bueno
alrededor. Las personas que se atrevían a pasar por su lado, de inmediato
retorcían su cuerpo y corrían a la iglesia, el único edificio que no había sido
tocado por las pesadillas, en un intento desesperado de calmar el escalofrío. El hombre observaba, e
investigaba el lugar a través de la tela que ocultaba su cara. Un momento de
silencio desató el infierno de gritos y alaridos que venían calle arriba en
forma de estampida hacia donde ellos se encontraban. La pequeña, ocultándose
detrás del hombre que se ponía de pie, empezó a sentir miedo y apretó el abrigo
oscuro de tal manera que ni 10 marineros de los más fuertes podrían haberla
separado.
Cuando el
cúmulo de personas se encontraba a pocos pasos de ellos, él tomo la mano de la
pequeña y como si de la tele-transportación se tratase consiguió llegar a la
iglesia en un abrir y cerrar de ojos. Entrando como quien no quiere la cosa al
templo sagrado, empezaron a observar los vitrales que contenían la historia del
mundo, la que con un tono rojizo cambio totalmente para relatar y celebrar el
día en que las pesadillas tomaban la vida de muchos humanos recordándoles así,
que eran ellos los que dominaban el mundo. En aquel espacio se hallaban varias
personas encapuchadas similares a monjes antiguos, que rezaban cada vez más
alto para opacar el sufrimiento de los que se habían quedado por fuera.
Algo no
andaba bien, generalmente la iglesia se llenaba hasta crear olas de personas
que lazaban sobre las otras para salvarse, pero esta vez nadie entraba. El
crujido de una puerta hizo que el hombre corriera sin mirar
hacia atras, pues de ese agujero salieron pesadillas voladoras que fueron
despertadas por el olor de la pequeña. Empezaron a atacar todos los presentes,
succionando en un par de segundos toda la sangre y viseras, dejando a su paso
cadáveres de piel y un silencio mortal. No paraban de salir, nunca se nos pasó
por la cabeza que ese sitio se habría convertido en el inicio de la más
sangrienta y rápida batalla entre el bien y el mal.
Ese no era
el lugar para esconder a la pequeña que no entendía que era lo que pasaba.
Afuera el ambiente no era muy diferente, las pesadillas estaban quitando la
vida, pero la muerte no quería aparecer. Ocultando la infanta dentro de su
gabán, se camuflo en el caos hasta que una bola de esqueletos con piel le fue
lanzada. Sacó una gran espada de su espalda dividendo en dos a tan asqueroso
objeto. Había olvidado que la niña estaba escondida y al realizar la acción le
corto gran parte de la media y parte de la piel, a lo cual ella empezó a
llorar. Todo el caos quiso detenerse para escuchar el llanto ahogado que se
convertiría en el centro de atención de todos. Con un salto llegó a la copa de
uno de los árboles, y rápidamente vendo la herida y le inyecto una jeringa de
adrenalina a la pequeña. Necesitaba unos momentos para que la solución hiciera
efecto, tiempo que no tenía porque las pesadillas escalaban el árbol y volaban
alrededor de él.
Volvió a
saltar con dirección al cementerio, pues este habría sido el único lugar
después de la iglesia que no podría ser profanado. En medio del aire, y con la
niña en sus brazos no pudo esquivar otra bola de esqueletos que cambio su
dirección por completo arrojándolo contra la puerta metálica de una farmacia.
La soltó dejándola escondida dentro de un auto y empezó a tomarse el ataque
mucho mas personal. Con sables en mano, empezó a disfrutar a matar las
pesadillas, cada vez lo mantenían más rodeado, pero estas formaban círculos de
pequeños cadáveres cuando chocaban con el filo de las armas. Segado por tal acto, no pudo ver que una
pesadilla enorme, gorda, y envuelta en sangre tomó a la niña que comenzó a
gritar desesperada.
Sus ojos se
llenaron de rabia y de una coloración negra. La ira lo había dominado. Como un
rayo desmembró a todos los que se encontraban en su camino, sin importar si
eran humanos o pesadillas, hasta llegar a la niña. Cuando el grandote estaba
por succionar la sangre dulce de tan indefenso ser una voz alejada le dijo:
¡Alto! Y fue decapitado al instante. La
voz que había gritado le era familiar, se escuchaba cansada, no por el sofoco
sino por los años que la predecían. Tres figuras ocultas con mantos oscuros se
acercaban al hombre que desesperadamente buscaba como salvar a su hija. A una
distancia considerable las tres figuras se quitaron el manto que ocultaba sus
cabezas. El pecho se le retorció al ver que los dueños de tal masacre eran los
mismos que lo habían criado y ahora se encontraban acompañados de las
pesadillas.
Todo se
hizo más claro, ellos habían hecho el pacto con el diablo de dejarle dominar el
mundo a cambio de que ellos pudieran criar a la muerte. Lastimosamente se
habían enfocado mucho en todo el poder que el miedo les había otorgado y
dejaron que la muerte se criara sola. El ser delgado se levantó y con una
sonrisa burlona transformo su cuerpo en gritos, sufrimiento y liberó a las
almas que había tomado. La nube negra sirvió de distracción para que éste
tomara a la niña y escapara ocultándola en sus alas que triplicaban el tamaño
de su cuerpo. Los ancianos esperaron a que el “cobarde”, como ellos le
llamaban, saliera para luchar, pero el sentimiento de furia se mostró y le
ordenaron todas las pesadillas que buscaran y asesinaran a la muerte. Tendrían
que aprovechar la oportunidad pues aún era humana.
Ellos se habían escondido en un pequeño almacén de
medicina, al lado del cementerio. La niña se había desmayado cuando estaba
viendo que su protector se convertía en un monstruo peor que aquellos seres que
parecían bonitos a su lado. Él buscaba la medicina que lo mantenía en la forma
humana, pues hacía mucho tiempo atrás ya lo había logrado y para ocultarse de
los demás era necesario beber de su propia sangre viva. En esos momentos sabía
que no se podía convertir, tenía que proteger aquel ser indefenso, que era la
clave para que los ancianos consiguieran la vida eterna. Si ella moría, él
moriría con ella. Encontró un pequeño frasco con la sangre de la niña en un bolsillo.
Lo bebió de inmediato y su hija despertó, sintiéndose extraviada en aquel
lugar.
Él era humano nuevamente, la abrazo y le dijo:
"no te preocupes, nunca estarás sola y te protegeré hasta que te aburras
de mi", ella quedo más asustada que antes ya que era la primera vez que
escucha la voz de su protector y al parecer la última. Encontró una puerta que
llevaba al sótano, y hallo que conectaba al pozo del cementerio, ¡era perfecto!
solo que sus actos futuros no estaban muy bien planeados. Consiguió una mesa y
durmió a la pequeña infanta con medicina. Coloco la mesa en medio del lugar,
pero con mucho esfuerzo, no porque fuera flaco, sino porque lo que haría le
quitaría su vida. Sobre la mesa puso a la niña y ofreció un ritual a Vida, su
mujer que había muerto cuando escapaban de las pesadillas tiempo atrás, para
que la protegiera mejor que él.
Se clavaria una puñalada al matar a su hija, dejaría
de existir y muchos pensarían que es un acto de egoísmo, no compartir la fuente
de vida eterna, pero había conocido bastante la maldad del ser humano y era
necesario que ambos desaparecieran para que los demás seres disfrutaran la
vida, de su esposa y de su hija. Cuando saco de su saco un extraño cuchillo, la
niña despertó desesperada y lo abrazo, pero en aquel instante cuando ella con
sus brazos rodeaba fuertemente el cuello de su padre, sintió como su pecho era
atravesado por una daga. La muerte empezó a llorar. La inmortalidad se había
ido con lo que más amaba. Sin embargo, no dejaría el alma de su hija vagando
por el mundo. Tenía poco tiempo antes de que él también muriera.
Sus emociones explotaron, en aquel lugar, su
transformación se completó, salió del lugar. Lo esperaban los ancianos y las criaturas
que habían seguido el sonido de aquel estruendo, se sorprendieron al ver que la
enorme criatura salía enfurecida del local. Tenían unas enormes alas negras
gastadas, perecían hechas con el abrigo, y las armas que dentro de esta se
hallaban se convirtieron en sus garras y colmillos, su cara se desfiguro por
completo convirtiéndose en un rostro de lobo negro hambriento. Su pecho se
descontroló, mostró el infierno y el cielo. Los ojos de los espectadores
mostraban el destino que les esperaría.
El mundo a su alrededor quedo perplejo ante tal
criatura. Pasaron unos instantes hasta que la bestia enfurecida acabará con
todo el lugar. Al terminar con todos los seres, su energía había desaparecido.
Sus últimos suspiros lo llevaron a ver el cuerpo de su hija. Con su cuerpo le
construyo un templo, con un rosal negro, que nunca nadie habría de encontrar.
El problema de hacerlo fue que se quedó sin energía para poder encontrarse con
Vida.
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